BIZANTINO
La arquitectura, especialmente en sus orígenes, fue predominantemente religiosa, con un énfasis claro en el cuidado y la riqueza de los interiores. Se utilizaba con frecuencia la piedra, a menudo reutilizada de edificaciones antiguas, ya sea por cuestiones de ahorro o por la rapidez en la construcción.
Un ejemplo clave es Santa Sofía, edificada bajo el mandato del emperador Justiniano. Esta obra monumental simboliza la unión entre el Imperio y la Iglesia, con una estructura que combina un cuerpo rectangular coronado por una gran cúpula. Esta cúpula se apoya sobre cuatro pechinas, elementos arquitectónicos de transición que permiten adaptar la base circular de la cúpula a la estructura rectangular inferior.
PREROMÁNICA
LONGOBARDOS
Los longobardos, que se habían romanizado y convertido al cristianismo en el siglo V, apenas contaban con una tradición arquitectónica propia, pues su pasado nómada los hacía ajenos a la construcción en piedra. Sin embargo, desarrollaron un estilo uniforme con variaciones según el contexto.
VISIGODOS
Los visigodos desarrollaron una arquitectura eclesiástica entre los siglos VII y VIII, retomando el modelo de la basílica romana y generando una tipología de planta central con influencias del área egea y siria.
CAROLINGIOS
El imperio buscó legitimar su poder recuperando influencias artísticas anteriores, lo que permitió la construcción de edificios monumentales como palacios, catedrales y monasterios. Una innovación importante fue la introducción del Westwerk, una fachada monumental en las iglesias.
SAJONES
Los otonianos introdujeron elementos novedosos como las galerías o tribunas y la alternancia de pilares y columnas.
ISLÁMICA
En cuanto a la arquitectura islámica, esta se desarrolló ampliamente en la península ibérica entre los siglos VII y XV. Se caracteriza por la creación de nuevos tipos arquitectónicos, como las mezquitas y baños, y una rica ornamentación que juega con la luz y el color. Técnicas decorativas como la cerámica, el yeso y la escayola fueron claves en este estilo.
ROMÁNICA
El románico se asoció a los normandos, que alcanzaron su apogeo durante esta época. Los edificios religiosos de este periodo se distinguen por su solidez, con gruesos muros que soportan bóvedas de cañón.
GÓTICA
El estilo gótico surgió como una evolución, permitiendo la construcción de catedrales más ligeras y elevadas, gracias al uso del arco ojival y los contrafuertes, liberando los muros para incluir grandes vitrales coloridos.
CATEDRALES
RENACENTISTA
Durante el Renacimiento, en Florencia se desarrolló una cultura urbana impulsada por mercaderes y banqueros, que promovió una arquitectura basada en la racionalidad y la claridad estructural. Destacaron figuras como Filippo Brunelleschi, León Battista Alberti y Andrea Palladio.
BARROCA
El Barroco, por su parte, surgió como una manifestación de poder de la Iglesia y la aristocracia. Los arquitectos de esta época, como Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini, buscaban explotar al máximo los efectos espaciales, la manipulación de la luz y el detalle ornamental. Posteriormente, el Rococó se distinguió por su ornamentación excesiva y su frivolidad, especialmente en el ámbito cortesano francés.
NEOCLÁSICA
Con la llegada del Neoclasicismo, hubo un retorno a la simplicidad estructural tras los excesos del barroco y el rococó, promoviendo una arquitectura más racional, influenciada por los ideales de la Ilustración.
S. XIX
En el siglo XIX, la arquitectura empezó a adecuarse a la industrialización, surgiendo nueva tipologías constructivas. En la segunda mitad del siglo XIX, el Realismo dominó tanto en el arte como en la arquitectura, manifestando las duras condiciones de vida de la gente de entonces.
S. XX
Finalmente, en el siglo XX, movimientos como el Modernismo y las Vanguardias resaltaban las líneas limpias y formas extraídas de la naturaleza, rompiendo con el historicismo. La Bauhaus y el Movimiento Moderno volcaron su énfasis en la funcionalidad, la industrialización y la pureza formal, estableciendo los fundamentos de la arquitectura contemporánea.